La mayoría de problemas del día a día de la convivencia
familiar se resolverían, si nos esforzáramos por tener una buena comunicación
con nuestros hijos. Hay muchas formas de hacerlo. Se puede hacer con un gesto,
se puede hacer con una mirada de complicidad, se puede hacer con la palabra,
escuchando música, leyendo, haciendo deporte...También nos podemos comunicar
silenciosamente. Sólo contemplando unos padres junto a la cama de un hijo
enfermo, mimándolo o dándole la mano vemos el máximo de comunicación. El
silencio se hace necesario por el reposo de su hijo, pero la comunicación no
falta.
Hay muchas virtudes que pueden ser útiles para ayudar a la
comunicación, con el clima de confianza adecuado, que favorece el diálogo, base
de la comunicación, pero yo destacaría dos: la sinceridad y la discreción.
Muchos hijos se quejan de que los padres, o bien para
vanagloriarse, o bien para quejarse explican las confidencias que ellos les han
hecho. Ya se ve que este sería un defecto que influiría en la confianza que nos
habrían dado los hijos; nada más y nada menos sería ´´ventilar´´ sus emociones;
tampoco los hijos entienden las ironías ni bromas sobre sus ´´cosas´´, por lo
tanto no conviene decir lo que nos confían y tenemos que considerar que para
ellos aquello es muy importante, aunque a los mayores nos pareciera de poco
valor.
Con la virtud de la discreción nace el discernimiento, para saber cuando es prudente preguntar, o cuando hace falta esperar para hacerlo, puesto que hace falta respetar la intimidad del hijo y tener paciencia para recibir la confidencia. También distinguir el momento en que es conveniente dar el consejo oportuno. Pienso que cuando un niño pequeño tiene una pataleta, ¿verdad que es muy difícil corregirlo sí nos ponemos a gritar como él y perdemos los nervios? Con los hijos mayores tenemos que hacer lo mismo, es sencillamente pasar por alto el momento de ofuscación y buscar el tiempo para dialogar con calma y serenidad. Una persona discreta no impone, no coacciona sino que observa y ayuda a mejorar reconociendo que ella también tiene defectos; por lo tanto, no se sobresalta por nada, y, con esta comprensión anima a su hijo a la sinceridad.
Con la virtud de la discreción nace el discernimiento, para saber cuando es prudente preguntar, o cuando hace falta esperar para hacerlo, puesto que hace falta respetar la intimidad del hijo y tener paciencia para recibir la confidencia. También distinguir el momento en que es conveniente dar el consejo oportuno. Pienso que cuando un niño pequeño tiene una pataleta, ¿verdad que es muy difícil corregirlo sí nos ponemos a gritar como él y perdemos los nervios? Con los hijos mayores tenemos que hacer lo mismo, es sencillamente pasar por alto el momento de ofuscación y buscar el tiempo para dialogar con calma y serenidad. Una persona discreta no impone, no coacciona sino que observa y ayuda a mejorar reconociendo que ella también tiene defectos; por lo tanto, no se sobresalta por nada, y, con esta comprensión anima a su hijo a la sinceridad.
La comunicación es lo mas importante para una buena convivencia
Este tema es muy interesante por que si no tenemos una buena comunicación con nuestros padres nos afecta mucho
ResponderEliminarsi es lo mas importante para la convivencia con la familia:)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarsi tienes razon la comunicacion es lo mas importante para estar bien con nuestra familia :) pero muchas veces en las familias no existe esa comunicacion haci los padres porque trabajan o muchas veces nomaz se la llevan divertiendose o alreves nosotros los hijos los invadimos para hablar con ellos
ResponderEliminarla comunicacion de los padre e hijos es lo mejor ya que ayuda a la convivencia dwel padre y el hijo y eso ayuda a un buen ambiente en la familia....
ResponderEliminarenserio que si nos servira de mucho gracias por hacerlo todo tan interesante jajaj muy bien
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